El viernes 6 de octubre, en el Centro Cultural Teatro Argentino de Mercedes, productoras de viveros de San Pedro fueron reconocidas en el marco del 3° encuentro nacional de mujeres rurales.
Organizado por AROPEA, la Asociación Regional del Oeste de Productores, emprendedores y artesanos, adherida a FEBA y FEBAPRI, se concretó un evento muy emotivo en la localidad bonaerense de Mercedes que identificó 40 mujeres rurales de todo el país.
El acto, que contó también con un número artístico, buscó revalorizar la tarea de estas mujeres que a la par de sus esposos, llevan adelante la empresa familiar. Se trató de cinco mujeres de distintas generaciones que vienen marcando el ritmo de una producción local tan característica para nuestra zona, como los viveros. Nilda Ester Colantono, de Vivero Gobatto; Elsa Alvarez, de Vivero Alés; Ester Elsa Villa, de Vivero Las Margaritas; Adriana Gaitán, de Vivero Gaido; y Patricia Vellani, de Vivero El Nuevo Heredero; fueron las protagonistas de esta noche.
En ellas se recupera parte de la historia de la población rural del Partido de San Pedro, la vecindad, las escuelas, la formación, el trabajo, el sacrificio, la familia y la trascendencia cuando los hijos crecen. En la síntesis de sus historias, se puede conocer algo más de esto.
Nilda Ester Noemí Colantono
“Porota” nació en San Pedro el 2 de agosto del año 1937. Se casó con José Gobatto y tuvo dos hijos varones.
Aunque no quedan casi vecinos en el campo, vive con su esposo en el mismo campo de la familia, desde que llegaron de Italia hace 112 años. Luchó contra muchas adversidades climáticas como, sequías, heladas, granizo, robos y caminos de tierra casi intransitables los día de lluvia. Con 80 años, continúa trabajando incansablemente en el campo y en las tareas domésticas.
Herminia Elsa Alvarez
Hija de españoles y con una familia numerosa de 11 hermanos, a los 12 años perdió a su papá. Fue vecina de la famila Alés en su niñez, pero nunca pensó que su futuro se forjaría a metros de su hogar.
Conoció a Víctor Alés cuando era apenas una adolescente. Ambos, muy jóvenes y a temprana edad, supieron del esfuerzo, la responsabilidad y la dedicación que requiere formar un vivero. Doña Elsa trabajaba la tierra a la par de los demás y no dudaba en hacer cualquier tarea del campo si era necesario.
Comenzaron su sociedad de vida a principios de los sesenta. Juntos fueron armando su vivero y familia con cuatro hijos. Este año cumplieron 56 años juntos.
Fueron años difíciles y de sacrificio, pero todo tiene su premio. Hoy puede disfrutar de su vida y de una hermosa familia con nietos y bisnietos. Todos colaboran de este negocio familiar que siguen hijos y nietos.
Elsa siempre mantiene ese espíritu inquieto y solidario. Todavía tiene el empuje para ocuparse un poco de todas las cosas y colaborar en lo que se le requiere
Ester Elsa Villa
Ester nació en el Paraje Sol de Mayo, 7 de julio del año 1951, partido de San Pedro. Cursó sus estudios primarios en la Escuela 18. De pequeña aprendió a atar injertos y comenzó a ayudar a sus padres en el vivero familiar.
En 1970, junto a su esposo Abel Valens, iniciaron el vivero Las Margaritas. Hoy, después de muchos años recuerda que, para adelantar tareas, dejaba a su pequeño hijo durmiendo en el auto, junto a las hileras de plantas adonde estaba trabajando.
Su pasión por el cultivo de rosales le permitió obtener varios premios en la Exposición de la Rosa que se realizó en la ciudad en el año 1975.
Siempre estuvo presente para luchar contra los contratiempos del trabajo rural y hoy con la misma fuerza que la caracteriza, tiene la satisfacción de que sus hijos trabajan junto a ella en la empresa familiar.
Adriana Elizabeth Gaitán
Nació el 11 de abril del año 1968 y se crió en el Paraje La Rosada.
En su adolescencia, se mudó al barrio Pradec con sus padres y hermanos. Allí hizo hizo la Escuela Primaria en la 16. Mientras estudiaba corte y confección, comenzó a trabajar en el vivero de la familia, haciendo todas las tareas que son necesarias para criar plantas.
En el año 90 se incorporó a la familia Gaido, que también tenían vivero. Siempre trabajó junto a su esposo Abel en el campo , mientras criaba a sus dos hijos.
Cuando su hijo Alejandro, técnico agrónomo, se incorpora al trabajo, se hacen cargo del establecimiento familiar, mientras los abuelos se retiran de la actividad.
En la actualidad, a pesar de una mala jugada de la vida y ya recupera de un cáncer, se dedica con más ganas que nunca a su proyecto: a cultivar cactus, crasas y suculentas.
Patricia Beatriz Vellani
Nació en el Paraje Colegiales el 3 de febrero de 1966, como la hermana del medio de tres. Siempre tuvo como ejemplo a su mamá, quien quedó discapacitada desde muy joven y pudo hacer hacer frente a la adversidad, criando a sus hijos.
Estudió corte y confección pero que nunca le agradó. Su pasión es son: la familia y las plantas. Sus recuerdos son intensos y marcados por el sacrificio, como cuando se quedaba sola en el campo con su pequeño hijo, para que su esposo pudiera trabajar en otros establecimientos y regresar con algún dinero que les permitiera recuperarse del granizo que había arrasado con su producción. “Los que vivimos en el campo sabemos de que se trata!”, cuenta.
Hoy, tratando de usar la computadora y el Whatsapp, trabaja como el primer día que se inició el vivero propio.